viernes, 1 de agosto de 2014



Ciertos conceptos que expreso aquí forman parte de un ensayo que estoy redactando para su posterior publicación; pero 5 eventos que se manifestaron en solo 4 días, me apremiaron a publicar anticipadamente un resumen de esa idea primaria.
Primero que nada voy a resumir los 5 eventos para que se tenga una noción de las razones para manifestar la presente crítica:
1.-la lectura en un libro publicado por un “etnólogo” cubano de quienes fueron las personas que “acuñaron” el vocablo “Regla de Osha” a la religión africana propia de las tribus yorùbás.
2.-la auto-denominación  de “Santero”  por parte de una persona que por el solo hecho de poseer su Òrìşà (Orisha) de Cabecera (el mal denominado “ángel de la guarda”) pero sin que haya mediado una Ceremonia Consagratoria completa, ser considera ya un mayor en igualdad con personas que tienen ceremonia de Yoko-Osha.
3.-el discurso y explicación de un “Santero” ante un público profano, de su interpretación y análisis de un Odù de Ifá que se manifestó en un Registro de Letra del Año.
4.-las orientaciones, análisis, explicaciones, conclusiones y recomendaciones de un “Santero- Oriate”, sobre un Odú de Ifá, y hasta el Ẹbọ (ébbó) que él marca y recomienda sobre un particular del odù mencionado.
5.- la actitud y el comportamiento en público de un “Santero” que al percatarse que se encuentran otros religiosos en el mismo sitio público, sin mediar un saludo natural por simple respeto, hacen del conocimiento de terceras personas que van a efectuar una determinada compra (tabacos) para a esa hora (9 de la noche) verificar una consulta “religiosa”, por ese sistema oracular, a la dama que le acompañaba.
Por lo que ya he mencionado muchos se imaginarán las razones de las críticas que voy a exponer, pero quiero hacer una salvedad con antelación: soy crítico ante comportamientos de este mismo tipo y también sobre otros aspectos, aunque los mismos sean efectuados por Babalawos, Paleros y cualesquiera otras personas que se desenvuelvan en religiones africanas.
Hasta hace poco, quien escribe estas líneas, cometía el error de llamar “Regla de Osha” la religión africana yorùbá que rinde culto a los Òşàs y  Òrìşà’s (Oshas y Orishas), contraponiendo tal frase a la palabra “Santería”; en muchos de mis escritos hago mención de una frase: “La Regla de Osha, mal llamada o erróneamente denominada Santería”.
Ciertas lecturas y estudios de la historia cultural y religiosa de Cuba me han encaminado a ir descubriendo hechos significativos que han ido degenerando las religiones tribales yorùbás, que además han perdido multiplicidad de ceremonias, Òşàs, Òrìşà’s, sistemas divinatorios, conocimientos de carácter medicinal, Ẹbọs, etc.
¿A qué conclusión he llegado? En primer lugar, que la verdadera religión de los Yorùbás, en unos de sus aspectos, podemos denominarla Òşà ya que el nombre de “Regla de Osha” es un nombre inventado por los primeros “Santeros” cubanos (a todo evento y en una posterior publicación haré una aclaratoria sobre este particular).
Que en la Cuba colonial se conformaron 2 grupos de cultores de la Religión de Òşàs y Òrìşà’s: Los Negros de Nación (aquellos que habían nacido en territorio africano) y Los Criollos (hijos de africanos nacidos en América o en otro territorio distinto al África).
Los primeros son el grupo que llamo Ortodoxo pues mantuvieron incólume sus tradiciones, sus hábitos y costumbres, sus gustos culinarios, sus danzas y música, así como su Religión; es decir mantuvieron intacta toda su cultura.
Estos Negros de Nación se encontraban organizados dentro de los llamados Cabildos de Nación (se agrupaban en núcleos de yorùbás, o de congos, o de ararás, pero no admitían ni a otras tribus, ni a otras naciones, y mucho menos a criollos). Estaban compuestos estos cabildos por negros esclavos y negros horros (libres).
Los Criollos se agruparon en Cofradías (un sistema paralelo e imitativo de los Cabildos); ya no era tan importante el grupo tribal originario, ni a que nación africana pertenecían. Se componían igualmente por personas libres y esclavizadas.
Este último grupo, el de Criollos, los no nacidos en África, los agrupados en Cofradías, fueron los que por desconocimiento de sus verdaderas raíces, por la falta de aprendizaje, por el desapego con sus mayores y antecesores, por la apatía con el estudio y el aprendizaje pausado, por la ausencia de la ética y la humildad, comenzaron un “sistema de adoración adaptado”, tomando elementos católicos que anteponían para disfrazar un posible y similar culto a entidades africanas; es de ellos que nace la idea de un supuesto sincretismo que no existió y nunca existirá.
Por la escasez de verdaderas liturgias debieron seguir acumulando prácticas de otras religiones y hasta de otras corrientes espiritualistas, hasta llegar a utilizar el Espiritismo Europeo, pues desconocían realmente como darle atención a sus Ancestros Difuntos.
De toda esta mescolanza es que nace esa corriente llamada “Santería” (término por demás peyorativo) donde se pretende comunicarse con las Entidades Africanas a través de barajas, tabacos, efectuar baños de despojo con esencias y perfumes, y cada día se inventan nuevos Ẹbọs y Ceremonias.
Por tales razones en ciertos sectores de Cuba vemos a religiosos que no aceptan que se les llame “Santeros”, pues realmente son Oloshas, y nunca se autodenominan Omo Oshún, sino por el contrario utilizan el término Olo-Òşún (Olo-Oshún).
Los eventos que relate en un principio se refieren precisamente a “Santeros” que pretenden hablar de Odús de Ifá, pero desconocen las letras y el contenido del Erìndínlógún (mal llamado por ellos mismos Dilogún); que en pleno Siglo XXI todavía insisten en que Òbàtála es la “mismísa” Virgen de Las Mercedes o Elegguá no es otro que el Santo Niño de Atocha; que no es necesario un uso excesivo de hierbas religiosas para hacer correctamente una Ceremonia de Yoko-Òşà; que sus Omieros deben llevar obligatoriamente Agua bendecida por un Sacerdote Católico Apostólico Romano pues entonces “el Santo estaría incompleto”; que creen que cualquiera de los Òşàs africanos se manifiestan y envían “mensajes” por medio de Barajas del Tarot y Tabacos marca “Roraima” y “Corona”, porque los “Cumanesa” son muy “duros”; los que todavía hablan de “Ángel de la Guarda” en lugar de referirse a Osha u Orisha de Cabecera a la entidad regente sobre nuestra lerí.
Esos mismos son los que tildan a todas las mujeres que tienen como Òşà de Cabecera a Òşún  (Oshún) como prostitutas y mujeres fáciles, y que por tradición y con licencia celestial todos los protegidos  de àngó (Shangó) deben ser mujeriegos, borrachos y peleones.
Sí, es cierto: existen Olo-Òşàs que son los religiosos a quienes debemos respetar y seguir; pero siempre debemos tener cuidado con mezclarnos con “Santeros” que no entienden de religión pura y verdadera porque “en su Casa de Santo se acostumbra a hacerlo así” (sic).
Hay que convertirse en profesante de la Òşà, que es la verdadera religión de nuestros Ancestros Africanos, que tiene sus propias entidades dispuestas para un culto y adoración,  y no de la “Santería” por la cual sienten elevada aversión los católicos y cristianos pues se sienten despojados de sus deidades para efectuar brujerías y trabajos diabólicos.
Realmente Don Fernando Ortíz, abogado y criminalista cubano de profesión, etnólogo e historiador por vocación, nunca se imaginó en lo que había derivado su llamado “ajiaco criollo”. 

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